La Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia, también conocida como Catedral de Barcelona, se alza majestuosa como un formidable ejemplo de la arquitectura gótica catalana del siglo XV. Su grandeza palidece en comparación con su hermana, la Sagrada Familia, pero sigue siendo un lugar muy apreciado tanto por locales como por extranjeros; un magnífico templo que irradia un aire de misterio y admiración.
Historia de la Catedral de Barcelona
Impregnado de historia, el lugar donde ahora se levanta la Catedral ha albergado diversos templos cristianos desde el siglo IV. Desde una iglesia románica en 1058 hasta la actual obra maestra gótica, cuya construcción comenzó en 1298 y se completó en el siglo XX con la adición de una impresionante fachada neogótica.
Principales atractivos de la Catedral de Barcelona
Pero no es solo el exterior lo que cautiva. Oculta bajo el altar mayor se encuentra la cripta de Santa Eulalia, un conmovedor recordatorio de la joven cristiana que fue martirizada por defender su fe en el año 304. En el claustro gótico, construido entre los siglos XIV y XV, reposan trece gansos blancos que simbolizan la edad de Eulalia al morir.
Al recorrer la catedral, los visitantes son recibidos por un coro adornado con sillas de madera talladas con gran detalle, testimonio de la maestría de sus creadores. Un ascensor los lleva hasta la azotea, donde pueden admirar las imponentes agujas y las vistas panorámicas de la ciudad, aunque quizás no tan impresionantes como cabría esperar.
Pero es en la Capilla del Santísimo Sacramento y del Santo Cristo de Lepanto donde muchos encuentran consuelo y devoción. Una sencilla cruz tiene un significado especial para los barceloneses, símbolo de su fe inquebrantable.
Adentrándonos en la Catedral de Barcelona como un magnífico templo
En todo su esplendor, la Catedral de Barcelona se erige como un faro de fe y gracia, cautivando a todos los que entran en sus sagrados muros con su impresionante belleza y rica historia.